La temporada en 12 centímetros

La temporada en 12 centímetros

Dice la FIFA en su reglamento que «Los postes y el travesaño tendrán la misma anchura y espesor, como máximo 12 cm». Y fueron esos 12 centímetros los que hoy han cambiado las portadas que apuntaban a páginas rojiblancas, a una historia preciosa en la que David ganaba de nuevo a Goliat esta temporada.

Y es que la campaña 2015/2016 ha vivido muchas machadas en el terreno futbolero. Desde luego que ninguna como la del Leicester, ganando la Premier, quizás no la mejor en cuanto a nombres, pero si la más disputadas de las ligas europeas. Este modesto club se ha impuesto a un puñado de buenos equipos (Chelsea, City, Arsenal, United, Tottenham, Liverpool…) que no han demostrado nada fuera de las islas, pero que tienen un nivel tan parejo que no hay un favorito claro para ganar el título.



En la Champions, no se puede considerar de sorpresa que el equipo que más Copas de Europa ha ganado a lo largo de la historia la gane nuevamente, pero viendo el desarrollo de la misma y el estado de algunos de sus rivales quizás no es el desenlace que habríamos esperado unos meses atrás.

Y es que la temporada del Madrid se ha decidido en esos 12 centímetros de poste contra los que Juanfran estrelló el cuarto penalti de la tanda. Tras no levantar ningún trofeo el año pasado, el equipo afrontaba una temporada 2015/16 con tres competiciones: Liga, Copa del Rey y Champions.

En Liga se descolgó de la competición en parte por resultados poco esperados, en parte por una racha inmaculada del F.C. Barcelona, llegando a estar, antes del partido del Camp Nou a 10 puntos de distancia. Varias victorias consecutivas junto con las derrotas del Barça, incluyendo la que les enfrentó en el Camp Nou, hicieron que el Madrid llegara con posibilidades hasta la última jornada en la que, finalmente, quedó segundo.

La Copa del Rey se acabó a las primeras de cambio por la alineación indebida de Cheryshev en Cádiz.

Y llegamos a la Champions, en la que el Madrid tuvo un grupo con PSG (el rival más duro hasta la final), Shakhtar Donestk y Malmö. Una victoria por la mínima ante el PSG en el Bernabeú, en un partido que bien pudo tener otro resultado final, hizo que el Madrid acabase primero de grupo y evitase a los cabezas de serie de los otros grupos.

En octavos los posibles rivales eran Benfica, Gent, Roma, Arsenal, Juventus, Dinamo de Kiev y PSV. El rival fue la Roma, que no opuso mucha resistencia, aunque Salah llegó a sembrar el miedo con sus internadas por banda.

Para cuartos, un bombo menos amigable todavía con la posibilidad de jugar ya con equipos del mismo país. Atleti, Bayern, Barça, PSG, City, Benfica y Wolfsburgo componían el bombo y de nuevo la suerte cayó del lado blanco, emparejándolo al equipo más débil de cuantos quedaban, un Wolfsburgo que caminaba octavo de la Bundesliga. Pese a ello, se tuvo que recurrir a la épica para levantar una eliminatoria que se puso 2-0 en el partido de ida.

Llegadas las semis, los 3 rivales posibles eran Atleti, Bayern o City y, una vez más, el rival más débil fue el del Real Madrid. Un City que nunca había llegado a semis, luchando el tercer y cuarto puesto de la Premier con Arsenal, Tottenham y United (finalmente quedó cuarto). Superado el escollo con un escueto 1-0 en el Bernabeú, el Madrid se plantaba en la final de Milán sin haber jugado ante rivales, a priori, de la entidad que correspondía a cada una de sus rondas. Es decir, un City es un equipo complicado para octavos de final cuando el resto de opciones son más asequibles pero no es digno de unas semifinales de una competición continental.

El Atleti, por su parte, tuvo suerte en el cruce de octavos que le emparejó al PSV y que le hizo sufrir hasta los penaltis. Posteriormente se enfrentó al por entonces vigente campeón, el Barça, y ya en semis, con el Bayern. Pasó cuartos y semis luchando contra los elementos cuando no era favorito y venciendo a dos equipazos con grandes plantillas.

En la final, y tras el empate de Carrasco, todo apuntaba a una noche histórica. Un Madrid fundido, jugando prácticamente con 10 por la merma física de Ronaldo, ante un Atleti en clara ascensión y con unas indudables ganas de revancha. Pero el tiempo se consumió y los penaltis no entienden de trayectorias ni de justicia futbolística.



El antes y el después del penalti de Juanfran

Hagamos un ejercicio de imaginación pensando que el Atleti gana la final en los penaltis. Hoy, seguramente, veríamos y oiríamos algunas de estas conclusiones:

  • Zidane se precipitó con los cambios, agotándolos demasiado pronto y de manera injustificada (salvo el de Carvajal por lesión).
  • Zidane no es entrenador para el Madrid, mira qué bien está el Castilla desde que se fue.
  • Isco y Danilo, sobre todo este último, no tienen nivel para el Real Madrid.
  • El primer partido con un rival exigente ha demostrado que el Madrid vivía en una mentira.
  • ¿Por qué no juega James?
  • ¿Por qué no cambiaron a Ronaldo si estaba lesionado?
  • Keylor no paró ningún penalti, hay que fichar a De Gea.

Zidane tiene galones, ha conseguido que los jugadores no lo pongan de excusa para justificar su juego o su momento físico y su trayectoria como jugador hace que estos le crean y los medios le respeten. Con las mismas decisiones controvertidas que Benitez, no ha recibido críticas, aplaudiendo lo que antes se silbaba.

No se necesita más para ser entrenador de un equipo con tan buenos mimbres, sólo que los jugadores te escuchen y respeten y eso es precisamente lo más difícil. Ninguno de los jugadores del actual Madrid se puede comparar al Zidane futbolista, por tanto sus consejos son mantras y nadie está por encima de él ni cuestiona sus métodos, máxime con el palmarés de este. Su valía como técnico no obstante, deja muchísimas dudas que un balón al poste impedirán analizar en más profundidad.

Realmente, un despertar duro para los atléticos que habían escrito la última página de este precioso cuento pero no se acordaban que el fútbol, en ocasiones, es así de injusto.

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